Bienvenidos!

"El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres y proclamar libertad a los cautivos." -Lc. 4:18

Nuestra comunidad de Fe y yo, Padre Francis Bijoy, estamos encantados de que usted y su familia hayan escogido a la Parroquia de San Francisco Xavier como su lugar para alabar a Dios. San Francisco Javier, S.J. (Sociedad de los Padres Jesuitas) mostró un gran celo por el trabajo misionero, y como él, nos esforzamos en seguir los pasos de un gran predicador y evangelizador para los paises de Asia.



 ¡Le damos la más cordial bienvenida como si usted mismo fuera Cristo! Ya sea que nos esté visitando o sea miembro, esperamos que encuentre a Cristo entre nosotros, entre nuestros hermanos y hermanas en la fe y confíamos que la palabra de Dios mueva su corazón y sea llamado a actuar para mayor gloria de Dios. 

NUESTRA MISION

Como miembros de Iglesia Catolica Romana de San Francisco Xavier, somos una comunidad multicultural guiada por el Espiritu Santo y la Iglesia Católica. Nuestra familia de fe vive una vida centrada en Cristo para enriquecer nuestro mundo atravez de los sacramentos, alabanzas, servicio y hospitalidad.


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XXVII Domingo de Tiempo Ordinario

En la Palabra de Dios que hoy se nos propone, se cruzan varios temas (la fe, la salvación, la radicalidad del "camino del Reino", etc.); pero lo que sobresale es la reflexión sobre la actitud correcta que el hombre debe adoptar ante Dios. Las lecturas nos invitan a reconocer, con humildad, nuestra pequeñez y finitud, a comprometernos con el "Reino" sin cálculos ni exigencias, a acoger con gratitud los dones de Dios y a entregarnos confiados en sus manos.

En la primera lectura, el profeta Habacuc interpela a Dios, le pide que intervenga en el mundo y ponga fin a la violencia, la injusticia y el pecado. Dios, en respuesta, confirma su intención de actuar en el mundo, de destruir la muerte y la opresión; pero deja claro que sólo lo hará cuando sea el momento oportuno, de acuerdo con su proyecto. Al hombre le corresponde confiar y esperar pacientemente el "tiempo de Dios".

El Evangelio invita a los discípulos a adherirse con valor y radicalidad a ese proyecto de vida que, en Jesús, Dios vino a ofrecer al hombre. A esa adhesión se le llama "fe"; y de ella depende la instauración del "Reino" en el mundo. Los discípulos, comprometidos con la construcción del "Reino", deben tener conciencia de que no actúan por sí mismos; son simplemente instrumentos a través de los cuales Dios realiza la salvación. Sólo les queda cumplir su papel con humildad y generosidad, como "siervos que han hecho simplemente lo que debían hacer".

La segunda lectura invita a los discípulos a renovar cada día su compromiso con Jesucristo y con el "Reino". De manera especial, el autor exhorta a los animadores cristianos a que guíen con fortaleza, equilibrio y amor a las comunidades que les han sido confiadas y a que defiendan siempre la verdad del Evangelio.