Bienvenidos!
"El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres y proclamar libertad a los cautivos." -Lc. 4:18
Nuestra comunidad de Fe y yo, Padre Francis Bijoy, estamos encantados de que usted y su familia hayan escogido a la Parroquia de San Francisco Xavier como su lugar para alabar a Dios. San Francisco Javier, S.J. (Sociedad de los Padres Jesuitas) mostró un gran celo por el trabajo misionero, y como él, nos esforzamos en seguir los pasos de un gran predicador y evangelizador para los paises de Asia.
¡Le damos la más cordial bienvenida como si usted mismo fuera Cristo! Ya sea que nos esté visitando o sea miembro, esperamos que encuentre a Cristo entre nosotros, entre nuestros hermanos y hermanas en la fe y confíamos que la palabra de Dios mueva su corazón y sea llamado a actuar para mayor gloria de Dios.

NUESTRA MISION
Como miembros de Iglesia Catolica Romana de San Francisco Xavier, somos una comunidad multicultural guiada por el Espiritu Santo y la Iglesia Católica. Nuestra familia de fe vive una vida centrada en Cristo para enriquecer nuestro mundo atravez de los sacramentos, alabanzas, servicio y hospitalidad.
Siga la vida y eventos parroquiales en nuestra Pagina de Facebook de San Francisco Xavier.
XX Domingo del Tiempo Ordinario
¿Cómo vivimos, en el día a día de nuestra vida, la opción que tomamos cuando fuimos bautizados? ¿La monotonía, el cansancio y la acomodación se han apoderado de nosotros, de modo que caminamos sin fuego, sin alegría y sin pasión? La Palabra de Dios que hoy se nos ofrece nos invita a despertar, a escuchar nuevamente el llamado de Dios, a redescubrir la misión profética a la que somos llamados, a retomar nuestro camino detrás de Jesús y a reafirmar nuestro compromiso con la construcción del Reino de Dios.
La primera lectura nos habla de los sufrimientos que el profeta Jeremías tuvo que enfrentar a causa de su fidelidad a la misión que Dios le confió. Hombre sensible y bueno, poco preparado para el enfrentamiento y la hostilidad, Jeremías tuvo que denunciar, derribar falsas esperanzas y provocar alarma social, para que la Palabra de Dios llegara al corazón de sus contemporáneos. Odiado por todos, castigado por los líderes, Jeremías cumplió, aun así, su misión. No estuvo solo: Dios lo acompañó, lo consoló y lo salvó. Dios nunca abandona a sus profetas.
En la segunda lectura, un “maestro” cristiano de la segunda mitad del siglo I, dirigiéndose a cristianos asustados, acomodados y desmotivados, los invita a reavivar la fe y el entusiasmo. La vida cristiana es como una carrera hacia una meta donde Cristo nos espera. Quien quiera vencer debe comprometerse seriamente en la carrera, con los ojos fijos en Cristo, sin dejarse distraer o retrasar por los obstáculos del camino.
En el Evangelio, Jesús describe a los discípulos la misión que recibió del Padre: “He venido a traer fuego a la tierra”. Apasionado por Dios y por su Reino, Jesús quiso contagiar al mundo y a las personas con su pasión. Llevó nueva esperanza a los pobres, a los enfermos, a los marginados, a los condenados; combatió y venció el egoísmo, la violencia, la injusticia, el pecado y la muerte. Quiso que sus discípulos abrazaran ese mismo proyecto y que, encendidos por el fuego del Espíritu, fueran testigos del Evangelio en todo el mundo. Hoy, por la acción de estos discípulos, el “fuego” de Dios sigue calentando y purificando el mundo.