Bienvenidos!

"El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres y proclamar libertad a los cautivos." -Lc. 4:18

Nuestra comunidad de Fe y yo, Padre Francis Bijoy, estamos encantados de que usted y su familia hayan escogido a la Parroquia de San Francisco Xavier como su lugar para alabar a Dios. San Francisco Javier, S.J. (Sociedad de los Padres Jesuitas) mostró un gran celo por el trabajo misionero, y como él, nos esforzamos en seguir los pasos de un gran predicador y evangelizador para los paises de Asia.



 ¡Le damos la más cordial bienvenida como si usted mismo fuera Cristo! Ya sea que nos esté visitando o sea miembro, esperamos que encuentre a Cristo entre nosotros, entre nuestros hermanos y hermanas en la fe y confíamos que la palabra de Dios mueva su corazón y sea llamado a actuar para mayor gloria de Dios. 

NUESTRA MISION

Como miembros de Iglesia Catolica Romana de San Francisco Xavier, somos una comunidad multicultural guiada por el Espiritu Santo y la Iglesia Católica. Nuestra familia de fe vive una vida centrada en Cristo para enriquecer nuestro mundo atravez de los sacramentos, alabanzas, servicio y hospitalidad.


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San Pedro y San Pablo, Apostoles

Esta semana, la Iglesia celebra la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, también conocida como Corpus Christi. Esta fiesta nos invita a centrarnos en la Eucaristía, en la que Cristo se nos da a sí mismo: Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

En la primera lectura, Melquisedec ofrece pan y vino, prefigurando la Eucaristía y recordándonos la providencia de Dios. Como sacerdote del Dios Altísimo, Melquisedec bendice a Abram, resaltando la bendición divina inherente a esta ofrenda sagrada.

Las palabras de San Pablo evocan la institución de la Eucaristía en la Última Cena, donde Jesús transforma el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre, estableciendo una nueva alianza. Estamos llamados a recordar y proclamar la muerte del Señor hasta que Él venga, cada vez que participamos en la Eucaristía.

El Evangelio relata el milagro de la multiplicación de los panes, donde Jesús alimenta a cinco mil personas con solo unos pocos panes y peces. Este milagro anticipa el abundante alimento espiritual que recibimos en la Eucaristía. Así como la multitud quedó satisfecha, también nuestras almas se llenan con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

En esta Solemnidad de Corpus Christi, acerquémonos más a la Eucaristía, el tesoro más precioso que Cristo nos dejó. Que quienes comemos este pan y bebemos de este cáliz estemos unidos como un solo cuerpo, un solo espíritu en Cristo. Al celebrar y llevar el Santísimo Sacramento, mostremos al mundo que Cristo Resucitado camina con nosotros, guiándonos hacia el Reino de los Cielos.