Bienvenidos!

"El Señor me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres y proclamar libertad a los cautivos." -Lc. 4:18

Nuestra comunidad de Fe y yo, Padre Francis Bijoy, estamos encantados de que usted y su familia hayan escogido a la Parroquia de San Francisco Xavier como su lugar para alabar a Dios. San Francisco Javier, S.J. (Sociedad de los Padres Jesuitas) mostró un gran celo por el trabajo misionero, y como él, nos esforzamos en seguir los pasos de un gran predicador y evangelizador para los paises de Asia.



 ¡Le damos la más cordial bienvenida como si usted mismo fuera Cristo! Ya sea que nos esté visitando o sea miembro, esperamos que encuentre a Cristo entre nosotros, entre nuestros hermanos y hermanas en la fe y confíamos que la palabra de Dios mueva su corazón y sea llamado a actuar para mayor gloria de Dios. 

NUESTRA MISION

Como miembros de Iglesia Catolica Romana de San Francisco Xavier, somos una comunidad multicultural guiada por el Espiritu Santo y la Iglesia Católica. Nuestra familia de fe vive una vida centrada en Cristo para enriquecer nuestro mundo atravez de los sacramentos, alabanzas, servicio y hospitalidad.


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XXXI Domingo de Tiempo Ordinario

¿Qué hay detrás del proyecto que Dios tiene para los hombres y para el mundo? ¿Qué es lo que mueve a Dios a actuar? Las lecturas que la liturgia de este día nos propone no podrían ser más claras: detrás de todo lo que Dios ha hecho en la historia humana está su amor; un amor que no excluye a nadie, un amor que no se deja limitar por ninguna frontera, un amor que transforma y renueva a todos los que están dispuestos a acogerlo. Al final de nuestra peregrinación por la tierra, nos espera el encuentro cara a cara con el amor de Dios. Ahora y después, siempre el amor de Dios.

En la primera lectura, un sabio judío de Alejandría contempla la historia de su pueblo y reflexiona sobre la “moderación” con que Dios trató a los egipcios, culpables de oprimir a los hebreos establecidos en el delta del Nilo. Atribuye esa “moderación” al amor: ese Dios omnipotente, que creó todo lo que existe, ama con amor de Padre a cada ser que salió de sus manos — incluso a los opresores, incluso a los egipcios — porque todos son sus hijos muy queridos.

En el Evangelio, Lucas nos narra la historia de un hombre pecador, un jefe de publicanos llamado Zaqueo. Acostumbrado a los insultos y al desprecio de sus conciudadanos, Zaqueo se encontró con Jesús en una calle de Jericó y descubrió en Él el rostro del Dios que ama. Ese amor transformó su corazón y su vida. Aquel día desapareció el Zaqueo mezquino, egoísta, oportunista y despreciable. En su lugar apareció un Zaqueo generoso, justo, capaz de compartir sus bienes y de conmoverse ante la suerte de los pobres. Fue un milagro del amor. Solo el amor puede hacer milagros como ese.

En la segunda lectura, el apóstol Pablo, dirigiéndose a los cristianos de Tesalónica, subraya el papel de Dios en la salvación del hombre: es Él quien realiza el primer llamado a la salvación, Él quien acompaña el camino cotidiano del ser humano, y Él quien ofrece al final de ese camino en la tierra la vida definitiva. Detrás de todo esto está, naturalmente, el amor de Dios por sus hijos. Pablo invita a los tesalonicenses a no dejarse distraer por futilidades y a esperar pacientemente el día en que se encontrarán cara a cara con el amor de Dios.